Un día tuve la oportunidad de presenciar algo que me lleno de emoción y me motivo a escribir unas tres líneas producto de lo que había aprendido o había sido testigo para después poderlo recordar y aplicarlo.
Para hacerlo bien corto se encontraron dos amigos míos de la infancia después de tantísimo tiempo separados por la distancia y sin saber absolutamente nada de ellos. ¿Qué es lo que caracterizaba a esta conversación?:
Uno de ellos le encantaba preguntar y escuchar mientras que al otro le gustaba hablar y hablar. Y así intercambiaban. Los dos estaban felices disfrutando de ser ellos mismos, en su mundo y con su propia personalidad. De vez en cuando el que hablaba como cotorra (o loro jaja) tambien preguntaba, se interesaba y escuchaba y se ponían a recordar anécdotas de su infancia, los momentos que habían compartido, los momentos alegres y también tristes, sus amigos en común, los rumbos que habían tomado, las peripecias que habían pasado, los sueños y proyectos que tenían, las cosas que estaban realizando y muchísimas cosas mas.
Eran como dos niños que, volviendo a recordar…. disfrutaban intensamente el presente. Esta conversación generosa no habría sido tan emotiva sin la predisposición de escuchar, interesarse, compartir y ser abiertos mutuamente al diálogo.
Esto fue lo que literalmente anoté en un papel, lo escribo y lo comparto justamente para no olvidarlo, recordarlo o mantenerlo presente:
Nunca olvides:
¿Has vivido este tipo de experiencias? y ¿Cómo lo puedes aplicar la próxima vez que te encuentres en una situación similar?
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